Juan Talega, la voz púrpura



Esta mañana he tenido la osadía, o más bien, la temeridad de sentarme a escuchar el cante de Juan Talega, su voz traspasa lo físico, no solo lo he escuchado a través de mis oídos sino de mi piel. Una hora degustando el sonío de este animal jondo te deja extasiado, hecho polvo. Me pregunto porque los flamencos disfrutamos con el dolor, un dolor que place, un dolor que redime, que perdona.



Antonio Mairena cuenta que tras cantar por seguiriyas en el concurso de Córdoba del 62, vio como lloraba Talega una lágrima de siglos, yo, escuchando su cante, la definiría como eterna. En esa voz bronca, gris como su ropaje de viejo, se encierra los sentimientos del ser humano, que utiliza el flamenco para expresarlo pero la esencia es universal, el todo resuelto en un tercio por soleá y otro por toná, con una interpretación acotada en el espacio y en el tiempo, pero un significado infinito. “Facies leoninas, de leproso milenario” así lo definió Antonio Gala, como sus quejíos diría yo. Me importa un comino su pensamiento, su carácter, sus ideas, únicamente quiero sufrir con su cante de sabor a cueva, flagelarme por seguiriyas para salir contento al patio de la vida. Su voz santifica, así que más que gris o negra, el color de su voz es púrpura.

2 comentarios:

  1. Juan Talega....La voz púrpura, oro,brillante y cuanto se quiera decir.

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  2. Desde luego, como decía Antonio, ni a perdío su brillo ni lo perderá

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