Exaltación que sabe a gloria
La mañana barruntaba arte. El personal con el cuerpo de cuaresma y hambre de saetas abarrotó el Teatro de la Villa del conocimiento y las ciencias de Mairena del Alcor. Entre el respetable, mucho respetable, aficionados y cantaores como Marcelo Sousa, Juanmi Trozo, Manuel Calero o Manuel Calero, amigos de Manuel Mairena, artista homenajeado como el profesor Carmona, el Doctor Manga o los primos astigitanos. Mucho flamenco con ganas de partirse, aunque sea de forma figurada, la camisa con cante de verdad.
Aromas a incienso y azahar y de fondo las campanas de la iglesia, cuaresma en toda regla.
La clase del maestro Calixto Sánchez impondría una exigencia y nivel artístico a todos los participantes en la trigésimo novena Exaltación de la Saeta de Mairena del Alcor. La lección ilustrada, la interpretación histórica del cante por saeta supo a pestiño y vino dulce. Se preparó una lección sobre la plegaria flamenca y entusiasmó al público con el cante de varios estilos de saetas, entre las que destacó, la saeta antigua de Mairena y el estreno de un estilo atribuido a Fray Diego de Cádiz(1743-1801)rescatada de una antigua partitura que el propio Calixto se ha encargado de musicarla.
José de la Tomasa tiene a Mairena como su lugar de nacimiento artístico, no en vano, se adjudicó varios premios en el Concurso de cante jondo en los años 70. Así que vino a demostrar el respeto y la admiración que le profesa a esta tierra y como no a Manuel Mairena, dos saetas mecidas, apoyadas en la trasmisión y no en la fuerza, dos tesoros de uno de los grandes en este estilo.
Juan Castulo echó en la fragua de los sentimientos los metales preciosos de su garganta, el cante de corazón, pariendo un sonido, en la actualidad, en peligro de extinción en nuestro arte, de ojana ná.
Antonio Ortega triunfó y de qué manera. Midió perfectamente los sonidos y mejor los silencios, tanto por seguiriyas como por tonás cuajó dos enormes saetas a las que les buscó las costuras, las fronteras musicales.
Mercedes Cubero impregnó el ambiente de sevillanía. Otro registro, otra postura, mismo resultado. Con una magnífica afinación y manejo del recorrido nos hizo pensar que el Cachorro aparecería en el escenario, sensibilidad cantaora y artista.
Manuel Castulo busca en los grandes y en los grandes encuentra. Antonio, Manuel Tomás Pavón le sirven para reafirmarse en la senda del cante grande, del flamenco serio y sin concesiones, a lo gordo.
Aroa Cala luchó por no perderse la batalla artística del cante por saetas y en la segunda parte demostró el porqué de su proyección cantaora en este estilo. La fuerza y la potencia de la portuense no restaron matices ni flamenquería a una imponente saeta que cerró una extraordinaria sesión cultural, musical y flamenca anclada en nuestra tradición andaluza.
Un sincero y merecido homenaje en palabras de Antonio Reina sirvió para recordar la figura y la persona de Manuel Cruz García, Manuel Mairena, agravada su enfermedad horas antes del evento. El colofón al acto homenaje lo puso una colosal saeta de Manuel proyectada mediante un emotivo video, un verdadero monumento al cante de balcón que demostraba la categoría de uno de los mejores saeteros de la historia del flamenco.
La catedral del cante por saeta ha sido el titular que Manuel Bohórquez a elegido para su artículo en el Correo de Andalucía, y esta catedral está cimentada en el sentimiento cristiano y la capacidad artística de un pueblo en donde el cante surge de manera espontanea como una forma de situarse en el mundo. Como primer acto de la celebración del 50 aniversario del festival de festivales ha sido todo un acierto.
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Sin duda una emotiva noche, con gran despliegue de cantaores y un cante que cala...
ResponderEliminarQue razón tienes, el cante por saeta, cuando es bueno, cala hasta los huesos, así lo demostró un público que además forma parte del espectaculo ya que sabe decir el ole justo en el momento exacto para enmudecer seguidamente en espera de que la flecha afilada de la saeta se les clave en sus adentros, un saludo Ramona.
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