Flamenco sin privaciones


Mi manera de vivir el cante resulta incomprensible para algunos. Acabo de dedicarle dos programas a Manuel Vallejo en los que he disfrutado como un enano, y entre col y col, una impresionante lechuga de título “Mujerez”. Ya sabéis, el disco que funde la tierra de jerez, con la carne sus mujeres, dando como resultado el cante estremecedor de tres reinas, cada una de un país en el mapa de mis gustos, La Macanita, Juana la del Pipa y Dolores Agujetas.

Debo ser una especie de ambiguo flamenco ya que, me enamoro de la voz limpia, clara, afinada y aguda del maestro Vallejo, a la par que gozo con la estremecedora voz visceral y telúrica de la hija del maestro Agujetas.



A Manuel Martínez de Pinillos, Vallejo, nunca lo podré degustar en directo pero saboreo cada cante suyo como una copa “Luís Felipe”, el brandy de la Palma del Condado, en cambio la interpretación teatral del disco “Mujerez” la disfruté la pasada bienal, en la que además de la soleá de la Serneta con recuerdos de la Fernanda en el pecho de La Macanita, la soleá por bulerías con el sonío aguardentoso y “Talegoso” de Juana, me estremecí, de una forma demencial, con la queja del ser humano comprendida en un ay seguiriyero y en los cantes fragüeros de una especie de gurú gitana que retuerce sus manos como ahogando la pena del mundo, Dolores Agujetas.

Y es que, no debo ser de fiar cuando disfruto de dos estéticas tan distantes, sobre todo para aquellos que ven en cada aficionado un legionario para su cruzada reivindicativa a favor de tal o cual cantaor. Estos son mis principios, y al contrario que Groucho Marx, si no te gustan, no tengo otros.

2 comentarios:

  1. Compadre, lo que ocurre que los que tenemos buen gusto disfrutamos con to lo bueno. Yo me quedo con la Macanita, pero la Agujeta en directo debe ser un torbellino. Un abrazo.

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  2. Desde luego que La Macanita tiene mejores facultades y cualidades musicales, pero la transmisión y comunicación, que al fin y al cabo es el objetivo, de Dolores Agujetas son enormes.

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