La voz de Manuel Vallejo en la Casa de Antonio Mairena
Compases de seguiriyas acompañaron a la voz de Manuel Jiménez Martínez de Pinillos, Manuel Vallejo, en uno de los momentos de la conferencia que sobre el cantaor, realizó Manuel Bohórquez, el pasado domingo en la Casa del Arte Flamenco Antonio Mairena, prácticamente completa de aficionados.
Interesante recorrido de la faceta artística y personal de Manuel Vallejo la que hizo el crítico flamenco de El correo de Andalucía, con algunos datos novedosos y apoyado en fotografías poco conocidas en alguno de los casos. Reivindicando una definitiva biografía, así como la edición completa de su discografía, como se ha hecho con otros grandes maestros de la historia.
Comparó a Vallejo con Pastora o Marchena, dándoles el mismo lugar en la historia, sobre todo por la amplia discografía (200 cantes) y por el poder de convocatoria de estos artistas en su momento, allá por la etapa de la ópera flamenca.
Definió el cante del sevillano de una forma ajustada a la realidad sin demasiado apasionamiento aunque se declara vallejista desde que coincidiera con el maestro en el hospital de las cinco llagas, él, con dos años, acompañando a su padre y el fleta del cante, como se llegó a conocer, expirando su último aliento.
Una voz natural y laína, con unos tonos solo comparables a los de la Niña de los peines, como el cante por seguiriyas al 7 por medio, un domino del compás que lo hizo destacar en el cante por bulerías, en el que además, interpretaba un paso que luego tomaran para sí bailaores como Farruco, según comentó Bohórquez, y que hoy día es uno de los movimientos clásicos por bulerías.
El cante por seguiriyas que se reprodujo, tenía todas las cualidades y calidades que definían a Vallejo, pero en estas tierras, a este cante se le esperan otras cosas. Sí Manuel está considerado primerísimo en otros estilos y en este no, es por algo. Aunque perfecta musicalmente, será por el timbre de voz o por esa cuadratura matemática, que no termina de tener profundidad ni la carga emocional y trágica que requiere este estilo. Desde luego que no me siento capacitado para valorar a uno de los más grandes de la historia pero no decir lo que siento también es traicionarme.
Después de una conferencia bastante instructiva y amena y tras unos minutos de descanso llegó el cante de Rocío Segura acompañada por Manuel Herrera.
Recital de altura el que nos regaló la cantaora almeriense, que demostró porque tiene en su haber premio como la Lámpara Minera de la Unión.
Precisamente en estos cantes de levante, brilló de manera especial. La taranta, quizás, de lo más bonito de la tarde fue acompañada de forma magistral por Herrera, equilibrio, armonía, belleza fueron algunos de las maneras de este enorme guitarrista. En la granaína y media, sacrificó, Rocío, un poco la primera para lucirse en la media, en la que se le escucharon modulaciones a la forma de Pastora y que daban a entender la buena preparación de la cantaora. Por seguiriyas, aunque empezó algo tímida, se fue creciendo, utilizando recursos musicales propios de este estilo con gran acierto, dejando esa voz clara, nítida y buscando la emoción en la queja eterna de la seguiriya, lástima que rematara con el macho de Molina, del que los aficionados de peñas estamos un poco cansado. La mayoría de los cantaores con grandes facultades recurren a este estilo que les permite lucimiento, en el caso de Rocío Segura, no le hacía falta porque ya lo estaba consiguiendo.
En definitiva, gran cantaora, con enorme futuro a la que le deseamos toda la suerte del mundo. Por cierto, el resto del recital no puede disfrutarlo debido a la fiebre que me empezó a subir por culpa de una faringitis que aunque me impidió no ir de comuniones no pudo evitar que me fuera a la Casa del Arte Flamenco a pasar un ratito de arte.
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