La más luminosa de las estrellas en el ideario de José Valencia responde al nombre de Antonio Cruz,. El cantaor universal guía su estética pero tamizada con los sabores lebrijanos. No puede ni quiere desprenderse de sus códigos ni de su herencia artística. A José Valencia se le espera desde que se conocía como Joselito de Lebrija, sus portentosas cualidades vocales, sus aptitudes musicales y su actitud flamenca colman de esperanza a un sector de la afición, aquella que disfruta con el cante bien hecho y el renacimiento del flamenco clásico. Su primer trabajo discográfico bautizado como "Solo flamenco" viene a demostrar el potencial del posiblemente cantaor más solicitado por los grandes bailaores flamencos para el cante "patrás". Entre otras cosas porque las amarras del compás no suponen un lastre en el desarrollo artístico de Valencia más bien todo lo contrario, los límites rítmicos le sirven para construir nuevas líneas melódicas ancladas a cada compás, respetuosas con las formas y la tradición, pero con flamantes ecos creativos.
Para ejemplo un botón, la cantiña "De lo que estaba mirando". Otro botón, las bulerías romanceadas "Del pañolito". En ambas el cantaor despliega los mil colores de su superdotada voz que a veces parce presentarse en estéreo, con una base interpretativa de exquisita técnica a la que se le incorpora una distorsión racial que dota al cante de emoción y verdad. La soleá resulta un homenaje al Juan Peña El Lebrijano de los años 70. A través de los estilos gaditanos hasta los lebrijanos va desplegando casi todos los recursos vocales que distinguen el flamenco de otras músicas, y sus descensos melódicos resuman delicada belleza que contrasta con el sonido viril, constante en las maneras de José. De la seguiriya me quedo con su remate por cabales, ortodoxo y recio pero fresco y contemporáneo. Brillantes los medios y los altos y seguro en los bajos que echamos de menos en otros cantes.
El disco encuentra equilibrio con la taranta y la malagueña rematada por Juan Breva que interpreta con solvencia, si falta brillo sobra profundidad, sin escasean los recursos propios los cantes libres aporta raza a raudales dejando constancia de su preciado metal de primera. El único ayeo de salida lo encontramos en los tientos y es un resumen perfecto de lo que encontramos en todo el cante, potencia sin abusos, gusto y cadencia de cante grande, como los toreros de arte, valiente y despacio. Hasta aquí, Salvador Requena, Juan Requena, Eugenio Iglesias y Manuel Parrilla han puesto música al cante, ahora suena el yunque. Recuerdos a Mairena por tonás, grandes, de melodías acabadas, completas y con sello propio. Recursos nasales en los remates de los tercios para guardar el cante en la Talega de jondo, una instantánea de lo eterno para recordar que alguna día José será el martillo del flamenco infinito.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario