Discos Históricos: "Mis 70 años con el cante". Antonio Núñez Chocolate



Desde el primer bordonazo de Antonio Carrión comprendes que este trabajo discográfico que llegó a conseguir un Grammy se trata de la actualización 2.0 del cante clásico llevado a la excelencia cabal del flamenco universal. Grabado a principios de este siglo XXI un anciano Chocolate se pelea con el cante sin apenas esfuerzo pero con las cicatrices sonoras que dejan 70 años de flamenquería en la garganta para salir en victoria con eso que los aficionados siempre han llamado pureza(vocablo en desuso y prohibido por la nueva flamencología) Pero es que algo en el subconsciente nos hace llamar pureza a aquello que nos recuerda a los origines, a la esencia, aún siendo un sonido y una manera actual. El Gran Wioming parece que dio en la clave cuando dijo: “Chocolate demuestra cómo se puede cantar en el siglo XXl sonando a las Cuevas de Altamira”.

El acompañamiento de Carrión y Jarana es de un gusto exquisito, justo el apropiado para un cantaor de corte clásico que no sentía la tiranía del compás a la hora de exponer su cante pero que colocaba los acentos del cante en el sitio preciso para sonar eterno.



Los estilos elegidos todos de corte clásico son aquellos sobre los que el gitano negro ha dibujado su carrera durante 70 años. Dos seguiriyas y cabal, dos tandas de fandangos que sin ser un estilo propio están tan personalizados en su ejecución que hemos terminado llamándolos chocolateros, el taranto que ahonda en la grieta de unos bajos celestiales, la malagueña quizás lo menos reseñable del disco, y dos cortes por soleá en recuerdo de Frijones la primera, y una espectacular versión del cante trianero por soleá, con la musicalidad del Guadalquivir por el puente, la valentía de todo el arrabal alfarero y unos remates largos de una complicación extraordinaria en ese preciso instante donde hay que comerse el cante, de boca para adentro.

No tiene más que diez años y está dentro de los históricos discos de nuestro arte, por ser de quien es, por lo de biográfico que tiene estilísticamente y por el momento en el que surgió, la era de la canción ligera por bulerías con creaciones de usar y tirar. Justo en ese momento Antonio Núñez Chocolate cogió su sillita le echó el freno al cante y le dió ocho muletazos despacitos e infinitos para la suerte de los grandes aficionados.

2 comentarios:

  1. Pedro, es que Antonio Chocolate era pá echarle de comer aparte. En cuanto a la pureza, claro que existe. Lo malo son los puristas (yo los llamo pureros) que se autoerigen en jueces de la cosa.

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  2. Existe de todo, maestro. En muchos de los casos es la propia ignorancia la que los hace intransigentes. Doy gracias a diso por tener sensibilidad para disfrutar con culaquier estética flamenca que tenga arte, un saludo.

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