Crónica de la Semana Grande de Mairena del Alcor(1)


Me cuesta acostumbrarme al silencio de esta semana. Desde el lunes 29 de agosto hasta el pasado domingo la actividad flamenca en Mairena ha sido frenética y no tanto por el número sino por la calidad e intensidad de cada cita.
El Patio del pozo de la Casa-Palacio de los Duques de Arcos albergó las tres primeras noches flamencas.



Se inauguró con una exposición pictórica a cargo de un pintor de jondura, Manuel Machuca que abarrotó una de las salas a base de retratos flamencos con los históricos artistas de nuestro arte como protagonistas, además hizo un maridaje perfecto regando su obra con mosto del Aljarafe y aceitunas gordales, detalle del propio autor, el primer ole de la semana.



Ese mismo día, mesa redonda con cuatro de los grandes cantaores del pasado medio siglo y que siguen dando guerra, Calixto Sánchez, Diego Clavel Manuel de Paula y Nano de Jerez. La experiencia de moderar una mesa de esta categoría artística y humana fue enriquecedora.



En ella se debatió, teniendo el concurso nacional de cante jondo Antonio Mairena de fondo, sobre la necesidad o no de los propios concursos, la impostancia de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías a la hora de promocionar un artista. El concursante profesional, los jurados o las bases fueron igualmente debatidos mediante un lenguaje distendido, simpático, dinámico y sobre todo sabio y profesional.



Pero el momento mágico estaba por llegar. Un recital del mejor cante flamenco con la firma de Manuel Domínguez "Castulo". Niño Elías justo antes de subir al escenario me dijo al oído; vamos a montar el taco. Vaya que sí. Un taco jondo. Desde la salida por livianas hasta el remate por soleá de Mairena, Charamusco, todo fue entrega, trasmisión, jondura y facultades para regalarnos una velada difícil de olvidar.



El martes sería el turno para la guitarra. Por primera vez en una semana cultural, reunión, congreso o actividad flamenca se reunían al calor de la palabra una mesa repleta de grandes figuras del toque de acompañamiento. Antonio Carrión, Manolo Franco, Niño Elías, Eduardo Rebollar, Manuel Herrera y Pedro Sierra conversaron en voz alta sobre el arte de acompañar al cante. Aunque Eduardo me invitó a subir al estrado para moderar no hizo falta ya que el maestro guitarrista llevó a la perfección las riendas de tan interesante debate, haciendo llegar al oído profano los entresijos de este apartado guitarrístico. Las carencias musicales de algunos cantaores, el aumento de las voces femeninas que estrechan el mástil, la trasportación de acordes, el sabor de los toques y demás cuestiones regadas con alguna anécdota graciosa transformaron el concepto sobre el toque de acompañamiento de la mayoría de los presentes en el abarrotado patio del pozo.



El recital contó con la presencia de la malagueña Virginia Gámez que demostró su capacidad interpretativa en los numerosos palos que cantó, su conocimiento y gusto, reivindicándose en tan complicada plaza. Le acompañó la extraordinaria guitarra de Manuel Herrera que sigue en proyección y erigido en uno de los grandes de la sonanta. Desde la malagueña hasta las bulerías, pasando por alegrías o tientos tangos dejaron constancia de los poderes de Virginia Gámez que conectó con el público desde el principio agradeciendo su presencia en Mairena.



La revista "Sevilla Flamenca" abriría la noche del miércoles con la presentación de su número 115. El director de la insigne publicación Eduardo Pastor junto al subdirector Pablo Parrilla realizaron una preciosa glosa sobre la figura de Francisco Moreno Galván a quien se dedicó este número sin olvidarse del tristemente desaparecido Manuel Moreno Junquera "Moraito". Hubo revistas para todos los presentes y pudimos disfrutar de la magnifica edición, la calidad de contenidos y el atractivo formato de la misma.



El cante con mayúsculas lo pondría Marcelo Sousa. El cantaor de Guillena se reafirmó en las tablas del Pozo como mairenista hasta la última gota de sangre. Entiende el arte jondo bajo los preceptos artísticos del maestro de Los Alcores y, aunque corran malos tiempos para la lírica, como dijo el señor Pastor, Marcelo sigue fiel a sus pricipios estéticos agradeciendo que en plazas como la de Mairena se le solicite al cantaor la interpretación de estilos denostados en otros lares como la seguiriya o la soleá. Extraordinariamente secundado por Manuel Herrera prescindió de él para despedirse por tonás en alusión al tradicional cierre de nuestro Festival.

Foto: Vieira-Pérez

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