La Torre de la Vela no tiene consuelo
El santolio entró por tu puerta, maestro, y la rabia y la pena que gobiernan mi corazón hacen que no vea tan santo ese oleo al que tu le rezabas por tonás.
De seguro fuiste en busca de la estrella que tanto deseabas encontrar, para meterla en tu pecho, que te guiara, esa estrella en la que hace tiempo se convirtió tu persona, esa que guiaba por el fondo de lo jondo a un mundo nuevo, flamenco.
La muerte te ha despachado de la vida, pero tiene la batalla perdida porque la parca nunca podrá llevarse, donde habita el olvido, la obra de un genio. Una obra de luces y sombras, sí de sombras, pero de luces que dejan entrever una nueva dimensión flamenca.
Morente, estás muerto. Como mueren todos los seres de este mundo, pero, Morente, tú existes, tú eres, aún estando muerto, y existirás, y serás eterno. Los hijos, los nietos de la familia flamenca sobrevolarán las ramas de tu cante para entender la cultura andaluza.
La Alhambra ya tiene una nueva leyenda que contar, un león más para su patio, mientras la torre de la vela que te vio nacer, llora lágrimas de bronce con el sonío de su campana y las guitarras de los habichuelas se quejarán por seguiriyas durante océanos de tiempo, al compás del llanto de Granada toda.
Misa flamenca por tu alma y consuelo para los tuyos, descansa en paz, artista.
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Que salga Enrique. Soneto
ResponderEliminarQue no caiga la noche de Granada,
que alumbre siempre el Sol del Albaicín,
que quiten el cartel que dice fin,
que aquí pase la muerte de pasada.
Que el tiempo se detenga el mes pasado,
que venga el de Lucía y su guitarra,
que no falte el zumito de la parra,
que asistan los cantares de Machado.
Y el "Jota", Leonard Cohen y Picasso,
Mairena, Caracol y Fosforito,
y Lorca, Pepe Hierro, hasta mi vaso.
Y el rock, el blues, el pop, el fado, el tango,
París, Madrid, Berlín, New York y Quito...
que salga Enrique y cante otro fandango.
Conmovedor homenaje, me ha llegado al corazón con la admiración y tristeza que se siente hoy por su partida,su huella sera muy difícil de borrar y su figura por siempre irrepetible.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Precioso soneto, Anibal. Lujazo de comentario.
ResponderEliminarGracias por derramar sensibilidad en Trabilitran
De difícil nada, imposible, maestra. Enrique no se olvida, demasiada herencia para despilfarrar, un abrazo.
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