Rocío Luna, flamenca prodigio.



Después de una semana en blanco, el calor es mal compañero de trabajo, me asomo a este rincón para hablarles de Rocío Luna, una niña que tiene majara perdío a los aficionados de media Andalucía, hasta el punto, que un concurso empeñado en convertirse en uno de los grandes a base de presupuesto y trabajo, el de Lo Ferro, otorgue su "Melón de Oro" a una cantora en clara etapa de formación.
12.000 leros es mucho parné para premiar a una infantil flamenca y 12 años muy pocos para considerarla cantaora de primer nivel por encima de aficionados de solera que se habían colado en dicha final, ahora, sí es por llamar la atención la estrategia les ha salido redonda.
Desde luego que la cordobesa natal de Cañada de Rabadán tiene algo especial enroscado en su garganta e impresiona verla entonar la seguiriya del Marrurro y el cierre de Molina, pero introducir a una niña en pleno desarrollo artístico y sobre todo personal me parece, cuanto menos, arriesgado.
He tenido la oportunidad de escuchar a este fenómeno flamenco durante las pruebas del concurso nacional de cante jondo Antonio Mairena y fíjense, que tras su actuación se decidió crear un premio especial para jóvenes intérpretes, que este año por razones económicas se pensó suprimir, y que por la calidad exhibida por la chiquilla se recuperó, y además se dotó de 300 leros, según me informa su presidente.
Pienso que esta decisión es mucho más acertada que la barbaridad de Lo Ferro, premio para estimular y entusiasmar a una jovencita aficionada e intentar que no se aburra en el difícil mundo de lo jondo pero no un medio de riqueza en manos de tutores y maestros.



Rocío Luna va cosechando éxitos allá por donde va, incluida la televisión autonómica y sí la cara oscura de los niños artistas no se refleja en la suya, tendremos una artistaza dentro de algún tiempo que asegurará el testigo flamenco en el futuro.
El viernes próximo tendré el honor de presentar a Rocío en el concurso de Mairena del Alcor, en el cantará como ganadora del premio para jóvenes, y lo que es más placentero de escuchar los soníos cabales que de su boca salen acompañada por la sonanta del maestro guitarrista, aficionado profundo y descubridor de talentos, Fernando Rodríguez.

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