Terremoto de Jerez, "Soníos negros"
Dentro de poco se cumplirán 29 años sin Fernando Fernández Monje, "Terrenoto de Jerez". Víctima de un fulminante infarto de miocardio el artista jerezano dejó huérfano de sonio negros el universo flamenco.
Sus comienzos como bailaor junto a Matilde Coral, Carmen Carreras o La Camboria en "El guajiro" le sirvieron para hacerse dominador de los tiempos, ritmos y compases que delimitan la matemática del cante. Para todo lo demás, no existían límites para este terremoto de 10 grados en la escala de Richter.
La heterodoxia marcaba el cante de Fernando, posiblemente como proyección de su propio ser. No te aseguraba una actuación sobresaliente, o cateaba o se matriculaba "cum laude", necesitaba encontrarse que dicen los flamencos.
Su sonido, su eco era el paradigma del gitanismo, la definición de los soníos negros que buscan los aficionados que chanelan de arte.
Se fue demasiado pronto, contaba solo con 47 años, un domingo de mañana. Justo la noche antes, Ronda fue testigo de la última seguiriya del genio de Santiago, en tierra de toreros machos y legendarios cantaores, Fernando se templó definitivamente por bulerías mientras marcaba los pasos hacia la gloria. En su pueblo lo habían escuchado el viernes anterior y esperaban hacerlo en las fiestas de la vendimia el martes siguiente, fiestas que sirvieron de homenaje al de Jerez y en la que sus compañeros, Juanito Villar, Turronero o Paco Cepero, entre otros, donaron sus honorarios a la viuda, hermana de su otra mitad artística, Manuel Morao, e hijos del cantaor.
"Tragedia para el arte gitano", lo tituló ABC, que por entonces dedicaba muchas páginas al flamenco, costumbre extinguida desde un tiempo a esta parte.
Cuando pienso en Terremoto, solo se me viene a la cabeza como hubiera cantado con 70 años, cuando los años envejecieran el metal de su voz y pasara de solera a brandy. ¡Qué pena de licor derramada con la botella más de media! La pálida no se conformó con dejarnos sin él, este mismo año se llevo a su joven hijo que tenía la fórmula grabada a fuego en los metales de su garganta y que poco a poco iba demostrando.
El último trabajo que grabó Fernando padre, se tituló acertadamente "Soníos negros" y aunque no es la mejor manera de mostrar su genialidad, recoge un ramillete de cantes con enjundia y que demuestran el saber, el conocimiento y el carácter de un artista integral. Este último disco será protagonista de Trabilitran esta semana, recordando la inspiración y la pasión hecha cante.
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