Miguel Poveda, reflexiones
Me confieso seguidor del cantaor catalán, Miguel Poveda, desde, prácticamente sus comienzos como profesional, tras hacerse con la Lámpara minera en La Unión en 1993, y editar su primer disco en el 95, "Viento de este".
Llegué, incluso por entonces, a pedirle un autógrafo en La reunión de cante jondo de La puebla de Cazalla, una noche en la que Poveda no participaba, pero venía acompañando a Antonio El pipa, bailaor jerezano también dentro de mis gustos estilísticos;¡ no se puede bailá mejor con unas manos tan grande y revestir el flamenco de elegancia en dos poses machos, por alegrías!
Por cierto, aún conservo la servilleta de papel que sirvió de soporte a la firma, del que se ha convertido en el más importante y mediático de los cantaores contemporáneos, por entonces, claro está no lo era.
Me imagino que el cantaor residía entonces en Jerez, donde fue buscando los tiempos del cante, el soniquete congénito de esa flamenca tierra. Y lo encontró. Claro, se metió en el corazón de los Zambos donde se fragua el compás buleaero del barrio de Santiago.
Desde aquella malagueña del mellizo, "El remedio", su voz segura, fina, limpia, su ¡Borrachera! con Luís, haciendo contorsionismo con la melodía sobre el compás de la filarmónica de Santiago hasta la clase, el empaque por granaína en "Fue porque no me dio gana", fueron encontrando un hueco en mis preferencias flamencas.
Una vez escuché, que para ser un gran artista se deben poseer tres cosas: facultades, corazón y cerebro. Miguel Poveda está sobrado de las tres.
Sus facultades musicales están fuera de toda duda, afinación, sentido del compás, velocidad en la voz, buenas escalas tonales...si algo se le puede achacar es el color de su voz, el metal, el sonio que decimos los aficionados pero esto se sumerge en el mundo de los gustos, terreno movedizo.
Corazón, sí habéis visto actuar al catalán no hace falta que lo escriba y si no, debéis imaginar un sentimiento continuo que se desprende de su cante, de su esfuerzo por gustar, por defenderse y no depende de la noche ni del lugar, se vuelca en cuerpo y alma en cada escenario.
La inteligencia. Posee los que los científicos denominan inteligencia social, y no es que lo conozca yo como para sentenciar de esta forma pero podemos analizarlo.
La construcción de su carrera artística es envidiable, tiene la capacidad de caer en gracia allá por donde pisa, no hay nada más que comprobar lo de Jerez, ¡como son los flamencos para el artisteo forastero! ¡Acaban de hacerlo hijo adoptivo de la provincia de Sevilla! No veas la que se formó en San Fernando cuando se le entregó el Camarón de oro...y así un sinfín.
Además fijensé en los guiños que hace a los grandes cantaores en su discografía; Manolo Caracol con La Salvaora o La niña de fuego, Enrique Morente con el fandango "En contar los eslabones", e incluso a Antonio Mairena en "A mi hermana" soleá por bulerías o su montaje de "Charamusco", a la casa de los Pavón le dedica unas alegrías.
También su elección de guitarristas denota que es listo como el hambre, Chicuelo, Moraíto, habichuela o Juan Carlos Romero cada uno en el momento apropiado.
Al principio de mi pasión por este cantaor algunos no entendían como gustándome Talega, Perrate, Mairena o Agujetas consumía mi tiempo escuchando a Miguelito. Otros siguen sin entenderlo.
Estoy convencido que Miguel Poveda se convertirá en uno de los grandes cantaores de la historia. Pocas veces un cantaor llegó tanto al gran público sin venderse ni adulterar de una forma desagradable el cante. Es respetuoso y no se sale de los cánones clásicos, los defensores de la pureza no tienen muchos argumentos para arrojarle. Demasiada promoción, puede ser, pero algo tendrá el agua cuando la bendicen.
Algo sí echo en falta, su abordaje de los cantes, que los aficionados, al menos por esta baja Andalucía, consideramos básicos, soleá y seguiriya, no es lo amplio y profundo que deseamos, pero el cantaor es joven y cuando aproveche el pelotazo de la copla lo esperaremos para disfrutar de su sensibilidad y gracia cantaora.
Cierto es que su cante no sabe a brandi añejo pero sí a Fino joven, que no huele a candela ni a fragua pero sí a brisa mediterranea, que no quema, pero refresca. Miguel, idolo.
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Que gozada!, el catalán más flamenco con el flamenco más jerezano.
ResponderEliminarLlevas toda la razón, es un placer ver en el escanario dos artistas tan distintos y con tanta química, un saludo
ResponderEliminarMe ha encantado el video.
ResponderEliminarque arte!
Un saludo flamenco.
Bpnito y flamenco, dos artistas que conectan con la gente joven y la forma de vivir el flamenco en tiempos raritos como éstos, un saludo flamenco
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