La saeta corta de Pastora
Las primeras grabaciones por saetas allá en las primeras décadas del siglo XX nos muestran un estilo ya estructurado pero con mucha menos duración, lo que los aficionados denominan un cante muy cortito. Como en la mayoría de los palos flamencos el alargamiento de los tercios ha sido una constante en el último siglo pero a veces esta ampliación de los melismas junto con los silencios prolongados de los intérpretes provoca una pérdida de emoción que termina por dejar huérfano de sentimiento a este rezo cantado.
Por una parte el mensaje literario es difícil de comprender ya que la ausencia de ligazón entre los tercios provoca el olvido de la letra y por otra al ser un cante sin sujeción rítmica, la curva melódica queda deslavazada entre tanto vacío silencioso. Parece que únicamente se valora la capacidad de aguante del cantaor, la colocación de la voz o la potencia de la misma quedando la emoción en un segundo plano.
El reinado de Pastora sigue vigente y aunque no es mi saetera de cabecera amo su legado hasta la enfermedad, dueña y señora del cante eterno se merece mil honores y una sevillana, por ejemplo la que le canta Estrella Morente:
El viernes santo en Sevilla
la de los peines está en los balcones
ataviá con la mantilla y el pelo lleno de flores
Pastora está en un balcón
la Macarena se para enfrente
se oye un hilillo de voz
un hilillo de voz muy fino
que se quiebra con el aire
y las gitanas se templan
los cirios le bailan el cante
Que esa garganta de oro tenía que estar bendecida
por todos los santos del cielo
lo guardan como un tesoro
y a veces se escucha en el universo
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