Repasando la historia del Concurso de Cante Jondo de Granada de 1922, he recordado una anécdota que me hace cavilar como hemos cambiado en el último siglo y lo educado y respetuoso que es el público flamenco contemporáneo. Hemos llegado a aplaudir, los gallinazos, las salidas de tonos y hasta las sinvergonzonerías de algunos artistas, presentadores, jurados y críticos, hasta levantarnos de la silla echando humo con las palmas de las manos, nos lo tragamos todo, con perdón, pero no siempre fue así.
Cada una de las sesiones del concurso granadino fue presentada por Federico García Lorca, la segunda, y nuestro protagonista, el extenso escritor Ramón Gómez de la Serna, la primera. Precisamente Ramón deja escrito el siguiente suceso acaecido en el momento de la deliberación del concurso:
Ahora este Jurado que ha trabajado tanto y que hasta ha animado a los cantaores dándoles de beber el jerez viejo en la copa graduada en que hay que calcular lo que conviene a cada uno para que su voz se despierte, se va a reunir para decidir los premios, labor difícil y comprometida, pues éste no es un Jurado que, como el de pintura, no corra peligro; este corre peligro de ser navajeado, pues todas las pasiones jondas son terribles, y este publiquito se las trae. A mí mismo me han contado que mientras lanzaba mi conferencia, uno del auditorio con una pistola en la mano y apuntándome, decía a los amigos de su grupo: -¿Qué...? ¿Lo mato ya...?
Vaya, tampoco es eso, pero un "chiflío" de vez en cuando no hace mal a nadie, ¿no?
No quiero concretar nombres, pero te aseguro que por los años sesenta y setenta más de una vez los miembros de algún jurado tuvieron que salir protegidos por la llamada "autoridad competente". También he sido testigo de presentadores agredidos al final del festival.
ResponderEliminarNi tanto ni tan calvo, maestro. Pero no me negará que se ha instaurado la cultura de la ovación en los espectáculos flamencos. No sé si tiene que ver la formación flamenca del público, las modas o qué, pero he visto aplaudir auténticos crímenes contra el arte.
ResponderEliminarSi, ahora se aplaude a todo...¿y que se dice de los concursos amañados?
ResponderEliminarHace falta mas conocimientos y vergüenza por todos los lados.
El asunto de los concursos siempre será polémico, pasa en todas las manifestaciones culturales en las que se otorgan premios y es posible que los haya habido amañados pero siempre es complicado de demostrar.
ResponderEliminarEn lo que si estoy de acuerdo es en los conocimientos de los jurados. Conformar un jurado solvente que trabaje gratis y encima esté en el punto de mira de los aficionados es muy difícil. En muchos casos los miembros de dichos jurados son amantes del cante pero con poca formación musical, oído, compás...Suelen premiar por similitud a los maestros cantaores en repertorio o modos, es decir, que les suene lo que escuchan. Se debería buscar una fórmula más profesional. Como los árbritos de fútbol, acreditados como jurado, y que se desplazaran allá donde hubiera un concurso, te imaginas? Surgirían otros problemas...
Felicitaciones Pedro por ese trabajo tan bien logrado y que tengo el honor de ver publicado en mi espacio,texto y voz que viste de gala mi rincón.
ResponderEliminarCante Jondo, Granada y el arte de la caricatura.
Un fuerte abrazo.