Habemus Bienal.




A tres meses vista de la cita flamenca por excelencia, La Bienal sevillana, hemos conocido su programación en la voz de la propia Rosalía Gómez. Ni dos días han pasado y ya le caen tortas por todos los sitios a la recién estrenada directora. La duración del festival, la gran cantidad de espectáculos con poca repercusión, las inevitables ausencias, los precios para el espectador y la poca calidad de la programación en general son los grandes motivos de las críticas.

Echarle imaginación con los bolsillos vacíos y las manillas del reloj pinchándote en la espalda no deja de ser una ilusión, lo bueno sale caro, lo mejor carísimo. Pero 1.200.000 euros de presupuesto (dato extraído de ABC 25/05/2012) tampoco es una miseria en un arte como el flamenco, lo que no se puede pretender es que el magno evento sirva para dar de comer a todo el que esté cerca del abrevadero.

En mi opnión la duración es excesiva(empieza el día 3 de septiembre y se clausura el 30 del mismo mes, con dos y tres espectáculos por jornada)cansina y termina por diluir el interés de algunos montajes dignos de elogio.

La tercera acepción de la palabra crisis en el diccionario de la Real Academia dice así: Situación de un asunto o proceso cuando está en duda la continuación, modificación o cese. Pues habría que decidir con qué nos quedamos; continuación, modificación o cese, porque de lo que no cabe duda es del momento crítico por el que pasa la Bienal.



Dejando a un lado la pesadita crisis económica hay que evaluar la crisis artística por la que pasa el sector, especialmente la del cante con la generación de los festivales mermada y los nuevos valores en cocción. Atractivo resulta el cambio generacional que se vivirá en el Maestranza con Marina Heredia y Carmen Linares, los recitales de Jesús Méndez y José Valencia, llamados a ocupar el primer escalafón en este principio de siglo, Rocío Márquez y María Mezcle con La Sallago, Miguel Lavi o Toñi Fernández.

El baile, auténtico motor económico del festival nada entre la extravagancia y el clasicismo y aunque se echan en faltan algunos nombres y más estrenos, pasa el listón, lo cabezas de cartel, Sara Baras e Israel Galván, las clásicas Manuela Carrasco, Pepa Montes y La Farruca, los interesantes Andrés Marín, Marco Flores, Mercedes Ruiz y El Grilo, y por supuesto las compañías de María Pagés y Olga Pericet animan este apartado artístico, al igual que la guitarra, con enormes ausencias pero con buen nivel en general, defenderá su papel en este arte con Gerardo Núñez, Antonio Rey, Pedro Sierra o Manolo Franco.

Pero ahí no queda, espectáculos como los de Jerez con Luis el Zambo, José Méndez y El Torta o el de Málaga con La Cañeta, Cancanilla, Carreta y Chato Vélez(uno de los más atractivos) y así hasta 70 espectáculos conforman un generoso cartel dispuesto a proclamarse la gran cita mundial del flamenco.



Una bienal que pasa a la calle, que busca nuevos escenarios como Santa Clara, FIBES o el monasterio de La Cartuja, que lidia con el jurdó y que busca la complicidad de los medios nacionales y extranjeros para convertirse en lo que siempre soñó y nunca consiguió, subirse al carro de los grandes festivales internacionales de arte...nunca es tarde, pero es imprescindible el compromiso institucional, la implicación de las entidades culturales, la creatividad de los artistas y la conexión con el aficionado cabal.

Se me quedan en el teclado muchos artistas y espectáculos que podéis consultar en el siguiente enlace: http://www.labienal.com/programa

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